La UIS tiene dos caras.

 


Por Rubén Fernando Morales Rey.  

Una, la que se proyecta hacia afuera —y que ya es casi un mito fundacional—, ha sido construida en buena parte por nosotros mismos: egresados y estudiantes. Es un mito necesario, tal vez, porque no tenemos otra referencia de universidad pública en Santander, y porque este estamento ha participado activamente en la creación de esa narrativa “exitosa”.

Pero quienes hemos sido profesores dentro de la UIS conocemos otra realidad: una estructura interna capturada por la burocracia del reeleccionismo, un aparato administrativo cooptado totalmente por el Consejo Superior.

Para comenzar, recordemos que este órgano es presidido por el gobernador del departamento. Hoy lo es Díaz Mateus; ayer lo fue el coronel Aguilar y, después, sus dos herederos políticos. Todos ellos impulsaron la reelección de Porras I, II y III, episodios que representan una muestra más del reeleccionismo de corte uribista.

Y no olvidemos a Camacho Pico, otra experiencia desastrosa que dejó huella.

Las reelecciones, en cualquier nivel, fabrican dioses menores, o reyezuelos peligrosos para la democracia. Lo vimos con la delictiva reelección de Uribe, impulsada por la tristemente célebre Yidispolítica, donde también participó un Díaz Mateus. Así como Uribe fabricó su “articulito” constitucional, el Consejo Superior de la UIS creó sus propios artículos a la medida —los Acuerdos 01, 06 y 07— para asegurar la reelección del “rey” Porras.

Todo esto, a espaldas del proyecto plurietamental de reforma a la Ley 30, impulsado desde los sectores estudiantiles. Archivaron esa discusión democrática, y de forma autoritaria impusieron la reelección.

Lo más grave: el 100% del Consejo Superior votó a favor del estatuto reeleccionista. Los seis primeros votos provinieron del Opus Dei, donde antes había pluralidad: masones, liberales, conservadores moderados, incluso del Centro Democrático. Hoy, hasta el representante de los egresados, reelecto bajo las mismas mañas de su jefe Porras, se prestó para legitimar esa decisión.

Pero el punto de quiebre fue la traición del representante estudiantil, quien también apoyó la reelección sin una sola protesta. Y el golpe final lo dio el representante del gobierno Petro, cuota política directa de la alianza Díaz Mateus–Gloria Flórez.

No estamos ante una tragedia griega, sino ante una farsa grotesca, una comedia reeleccionista de títeres y buzones.

Dios nos perdone si pisamos callos, pero la verdad —y la conciencia— no se negocian, aunque nos cueste la vida misma.

Amén. Amén. Amén del calvario.

Comentarios

  1. Ruben Fernando Morales dice el 13 de abril de 2025 por Whastapp: Uribe se reeligió ilegalmente con la complicidad de Yidis; ahora, Prada pretende quedarse un año más mediante trampa. CH fue traicionado: se usurparon sus bases y su financiación.

    En 1781, los comuneros también fueron traicionados. Son mañas viejas de la derecha: hoy, en 2025, modificaron el reglamento electoral de la UIS para reelegir a Porras. No es una excepción: es su forma habitual de operar.

    Las alianzas Porras-Díaz-Flores no nos sorprenden. Lo verdaderamente sorprendente sería que actuaran con honestidad y respeto por la democracia.

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