EL TITERE

La historia torcida de Juan Torres, el títere, y las titiriteras  

Por Rubén Fernando Morales Rey, 16 de abril de 2025.  Por una Bucaramanga: Social, Justa y al Derecho.

Contexto del caso 

Me pensioné de la Rama Judicial en 2022, no solo con información privilegiada sobre el sistema político colombiano, sino también con la certeza de que en Santander la corrupción era asfixiante. Mi última sentencia, dictada en junio de ese año, condenó al entonces candidato presidencial Rodolfo Hernández y a sus empresas. La decisión, basada en estricto derecho, fue confirmada en segunda instancia por el Tribunal de Santander en 2025. Sin embargo, ese fallo cambió mi vida para siempre. 

Los jueces no merecemos ni alabanzas ni persecuciones. 

Solo imparcialidad.   

Más de 2.5 millones de visitas en redes sociales convirtieron el caso en un caos mediático. Mientras la derecha desató una persecución feroz —con falsos positivos judiciales, injurias y amenazas que me obligaron a renunciar y esconderme—, sectores afines a Gustavo Petro me glorificaron como el juez que "había hecho ganar a la izquierda". La realidad era otra: Hernández, con su discurso anticorrupción, lideraba las encuestas, pero mi sentencia —que reveló sus sobornos e intimidaciones para retrasar el proceso— lo hundió. Había negado derechos laborales y pensionales a un anciano que trabajó para él años atrás.  

El salto a la política y la traición de Colombia Humana 

Tras meses escondido, decidí luchar contra el contubernio entre políticos, económicos y jueces: ese "yo te nombro, tú me fallas a favor". Ingresé a Colombia Humana (CH), convencido de que el progresismo era mi espacio. Allí conocí a la *Señora esa* (la senadora Gloria Flores Skicher), a su títere, Juan Torres, y a su esposa, Nancy Santo Domingo.  

Pronto descubrí la trampa. Inexperto en redes, acepté aparecer en un portal junto a Torres, quien se promocionaba para la Gobernación con los colores de CH y el Partido Verde, aunque en realidad era un comodín para debilitar a la izquierda y aliarse con Juvenal Díaz Mateus. Las elecciones regionales de 2023 lo confirmaron: tres condenas judiciales evidenciaron el fraude en los avales.  

En la asamblea de CH en Bucaramanga, *las Señoras esas* y Torres no se presentaron, pero infiltraron dos listas. Aun así, los bloques democráticos ganamos 6 curules. Luego vino la consulta interna: me presionaron para ceder mi espacio a un candidato desde EE.UU., pero resistí y derroté a los "gallos tapados" de las *Señoras esas*. Sin embargo, una enfermedad me impidió competir en las regionales. Mi renuncia fue usada para traicionar a las bases: CH entregó el aval a Mary Perdomo, socia de ellos, mientras nuestro candidato legítimo, Lucho Rangel, quedó marginado.  

El golpe de Corferias y la farsa del PH  

El "golpe de carpetazo" en Corferias (declarado nulo por el CNE) mostró el verdadero rostro de Torres: gritaba como energúmeno y votó ilegalmente con una escarapela de "invitado especial", pese a no estar inscrito en CH. Era un traidor, avalado por los Ecológicos.  

La culminación de esta farsa fue el montaje del 17 de diciembre de 2024 en el Tequendama: una reelección *a lapicero* que excluyó a las bases. Ante eso, nació **Unitarios de Base**, un movimiento progresista de listas abiertas para defender los derechos sociales.  

La UIS y el pacto con la derecha  

La Universidad Industrial de Santander (UIS) es otro feudo corrupto. El representante del gobierno en su Consejo Superior —cuota política de la *Señora esa*— se alineó con Juvenal Díaz Mateus y el rector Porras (en su cuarta reelección ilegítima). Hasta el vocero estudiantil traicionó su mandato. La UIS, manejada por una secta opusdeísta, es un símbolo más de la podredumbre institucional.  

Conclusión: el pueblo no olvida  

Las trampas de la derecha y sus socios (incluidas las *Señoras esas* y su títere) creyeron que podrían derrotar al pueblo recortando derechos sociales. Pero en 2026, la consulta universal progresista los enfrentará. Petro no ganó en 2022 por méritos propios, sino por los errores de Duque y el uribismo. Esta vez, la unidad de las bases será imparable.  

El camino ha sido un calvario, 

pero llevamos las cicatrices con dignidad. 

El pueblo, al final, es sabio.  

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