"Democracia de fachada: la verdad incómoda sobre el poder en la UIS"

Clanes, extractivismo y silencio institucional: una mirada crítica al autoritarismo oculto tras el mito universitario.

Por Ruben Fernando Morales Rey, 14 de abril 2025. Por una Bucaramanga: Social, Justa y al Derecho.

A quienes aún creen —o prefieren creer— que la UIS es un ejemplo de democracia institucional, es necesario decirles, con respeto pero con firmeza, que esa idea no resiste el más mínimo análisis interno.

Desde afuera, se proyecta una imagen de pluralismo, participación y apertura. Pero al interior, lo que realmente opera es una estructura autoritaria, anclada en la cooptación y el control de unos pocos grupos de poder.

El Consejo Superior y buena parte del aparato administrativo de la universidad no responden a principios democráticos reales, sino a una lógica de reparto entre clanes políticos tradicionales. La historia reciente demuestra cómo esta estructura ha sido controlada por grupos ligados al clan Aguilar, en sus distintas versiones, en alianza con otros sectores como los de Páez, Camacho, Pico, y más recientemente, los Díaz Mateus: actores vinculados a sectores de la derecha clientelista y al legado de prácticas como la Yidispolítica.

Incluso partidos o movimientos que se han presentado como renovadores, como Convergencia Ciudadana, han participado también en este reparto de cuotas dentro de la universidad. El silencio o la indiferencia de muchos no es inocente: legitima estas prácticas.

Pero la crítica no termina en la política interna. Es imperativo recordar —aunque incomode— que la UIS, en alianza con la Universidad Javeriana, Harvard y la transnacional petrolera Occidental de Petróleos (OXY), participó en acciones que afectaron gravemente a la comunidad indígena WA. No es una opinión aislada: así lo reconoció la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que condenó al Estado colombiano y exigió la restitución del territorio, la lengua y la cultura de esta comunidad.

Esto también forma parte de la historia de la UIS. No se trata de atacar por atacar, sino de no olvidar, porque sin memoria histórica, lo que se construye es una mentira de democracia. Lo que se muestra hacia afuera es fachada, pero por dentro operan estructuras verticales, autoritarias y profundamente excluyentes.

La verdad puede doler, pero el autoengaño nos condena

 a repetir los mismos errores

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